Entro por el acceso del Edificio Enlace al pasillo que recorre las plantas subterráneas de los pabellones. El de la Biblioteca es el 16. Sin alcanzar todavía el primer giro me cruzo con una limpiadora que está rezongando porque, me parece entenderla al pasar, ha desaparecido una planta. ¿Perdone, qué planta?, retrocedo y pregunto. La última, responde, la última que quedaba. Antes Rosa tenía Rayos hecho un jardín pero desde que se jubiló han ido desapareciendo, continúa. Ya no queda ninguna. ¿Y qué plantas eran?, vuelvo a preguntar. Cintas, la del dinero, todas, dice. Parecía esto un balcón. Estaban por aquí, por las repisas de las ventanas, y señala alrededor. Las mimaba. Pero se jubiló y han ido muriendo o las han ido robando. Coge entonces la fregona, la escurre, aparta el carrito y retoma su trabajo.