sábado, 1 de noviembre de 2025

VIRIDITAS, 34: El acebal en la cumbre

En la Biblioteca tenemos dos balcones, los dos a sur. El primero corresponde a la sala de formación, que ha sido renombrada María Luisa Herreros García, torrelaveguense estudiante en la Escuela Libre de Medicina de la CSV. El otro es el de la sala de estudio, renombrada María Teresa Junquera Ibrán, primera directiva de la institución. En ambos balcones hay cinco macetas de grandes dimensiones. En origen había hortensias pero durante la pandemia se secaron. En las macetas de la sala de formación hemos plantado cinco acebos hijos del árbol centenario que hay a la entrada del pabellón 21, el de Dirección. En el otro balcón habíamos pensado plantar laurel pero tras hablar con un jardinero que había venido a echar compost (antozañu, en Cantabria) hemos acordado plantar también acebos.

Le digo que cuando pasen los años y se mire hacia nuestro pabellón se verá un acebal arriba en lo alto del Hospital, y que esa sola idea me hace feliz. Asiente. Que se sepa dónde estamos, en todos los sentidos, remato.

Él me cuenta que un tío suyo tenía yeguas en el monte y que para defenderse del lobo se metían en el acebal. Se ponían en círculo con las crías en medio. Pero a su familiar le costaba sacarlas de ahí, así que lo taló, echó abajo los acebos. Ese invierno el lobo mató a casi todas.

Valgan estos acebos que vamos a plantar por aquellos talados que dejaron indefensas a las yeguas y sus crías. El acebal como símbolo de comunidad, de seguridad, de tradición, de supervivencia, de futuro.