A mediados de septiembre celebramos en el hospital un homenaje al escritor Álvaro Pombo. Su por entonces última novela, titulada Santander, 1936, respondía a unas coordenadas también importantes para nuestro hospital, por eso le invitamos, por eso y porque su trayectoria nos parecía coherente y valiosa. Enmarcamos el homenaje en una jornada titulada Escritura y Salud que presentamos como primera edición, en previsión de nuevas ediciones, nuevos autores, nuevas oportunidades para estrechar relaciones con nuestro entorno cultural.
Álvaro Pombo se mostró encantado. En sus palabras de agradecimiento dijo: "Estamos en un territorio esforzado. Valdecilla es un territorio espiritual, material esforzado." Esta correspondencia entre las ideas y su manifestación, entre lo que se piensa y se hace, es efectivamente uno de nuestros pilares.
Fue una jornada larga. Fue un día de pleamar y luna llena. Álvaro Pombo añadió en su discurso que le hacía mucha ilusión volver a Santander "para ver su paisaje maravilloso, el de la pleamar, hoy hay pleamar, es la pleamar, es como la luz eterna, la pleamar es la luz eterna y celeste."
En días así se ve pasar a las alondras que vienen de la mar buscando el sur. Se las puede casi tocar desde la cima de alguna montaña. Las alondras pasan de un lado a otro aprovechando las corrientes de aire que barren las alturas. Te arropa el aire y las alondras con su canto.
La compañía, el músculo.