El verano en Cantabria se reparte entre la siega y el pastoreo del ganado (que enveranga) en los pastos altos.
Me lo explica uno de los jardineros de Servio. Es uno de los compañeros que está al cuidado de los jardines del hospital. Es de Herrera de Ibio, pueblo montañés que está al pie de Mozagro.
Mozagro, literalmente "monte sagrado".
Está preocupado porque ha llovido poco y las campas, así dice, están secas.
El latín CAMPUS se traduce como "explanada". Que este terreno llano fuera utilizado como campo de cultivo vendría más tarde. El significado original se conserva en el cántabro campa, la explanada que suele estar dentro del núcleo de población. El masculino se reserva para el exterior. Sabido es que en Cantabria el género también sirve para marcar diferente calidad, siendo comparativamente mejor el femenino, así por ejemplo en vasa, con el significado de "vajilla", frente a vasu, "vaso", o también cucina, "cocina", frente a cucinu, que es donde comen los animales.
La campiza da nombre al "pasto silvestre", igual que campera, que no debe confundirse con cambera o "camino carretero". El verbo campistrear, que significa "deambular el ganado por el monte buscando pasto", es de la familia. Otra palabra emparentada es campura, "ventaja", por ejemplo la que da un segador a otro en un desafío, por el espacio que queda a la vista entre el que empieza antes y el que le ha dado ventaja o campura y lo hace después.
Nadie sabe más que él, que el jardinero de Servio. La situación es excepcional, pero él también lo es. Sabrá qué hacer, si regar más, pasar la máquina menos o qué. Estoy seguro de que logrará salvar las campas.
Es alentador que haya compañeros que identifiquen las campas del hospital como lo que son, lo que son para nosotros, que nos reconocemos los mismos pese al tiempo transcurrido o quizá precisamente gracias al tiempo transcurrido, que nos hace más fuertes. Pronto el hospital celebrará su centenario.